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El 25 de febrero de 1778 nació el Libertador de América. Hace 247 años, en Yapeyú, Corrientes, vino al mundo José Francisco de San Martín y Matorras, el líder de la gesta emancipadora de Argentina, Chile y Perú, reconocido como el Padre de la Patria y el Libertador de América.

San Martín era hijo de Juan de San Martín y Gregoria Matorras, ambos españoles que llegaron al Virreinato del Río de la Plata en busca de nuevas oportunidades. Su padre ocupaba el cargo de teniente gobernador de Yapeyú, una de las reducciones jesuíticas dedicadas a la producción agropecuaria y al comercio con Paraguay y Brasil.

Durante su infancia, San Martín creció en el litoral, rodeado de la naturaleza y de la cultura guaraní, que le enseñó su lengua y costumbres. Su nodriza, Rosa Guarú, una esclava negra que lo crió con cariño, le pidió años después ser enterrada con un relicario que contenía la imagen de su querido niño.

En 1784, a la edad de seis años, su familia se mudó a Buenos Aires y luego a España, donde San Martín comenzó su carrera militar. Se unió al ejército real y participó en diversas batallas contra los franceses, ingleses y árabes, alcanzando el rango de teniente coronel y recibiendo varias condecoraciones por su valentía y habilidad.

Sin embargo, San Martín no se sentía identificado con la causa española, sino con la lucha por la independencia de su tierra natal. Por ello, en 1811, renunció al ejército real y se unió a la Logia Lautaro, una sociedad secreta que agrupaba a patriotas americanos en Europa.

En 1812, San Martín regresó al Río de la Plata, decidido a aportar su experiencia y talento a la revolución. Se unió al Ejército del Norte y fundó el Regimiento de Granaderos a Caballo, con el que logró la victoria en el combate de San Lorenzo.

Consciente de que la independencia solo se aseguraría liberando a Chile y Perú, bastiones del poder realista, ideó un audaz plan: cruzar la cordillera de los Andes con un ejército de más de 4,000 hombres y enfrentar al enemigo en su propio territorio. San Martín alcanzó su objetivo tras una épica travesía y dos batallas decisivas: Chacabuco y Maipú. En Chile, se unió al almirante Bernardo O’Higgins, formando una alianza estratégica y una profunda amistad. Juntos organizaron la Expedición Libertadora del Perú, que zarpó desde Valparaíso con 16 buques y más de 4,000 soldados.

San Martín desembarcó en Perú en septiembre de 1820 y, a través de una serie de acciones militares y diplomáticas, logró que el virrey se retirara de Lima y que el pueblo proclamara su independencia el 28 de julio de 1821. Asumió el cargo de Protector del Perú y convocó a un congreso para elegir a las autoridades.

Consciente de que la independencia del Perú no estaba consolidada y que era necesario derrotar al último bastión realista en el Alto Perú, se reunió con el libertador de Colombia, Simón Bolívar, en Guayaquil, en julio de 1822, para solicitar su colaboración. Sin embargo, no lograron llegar a un acuerdo, y San Martín decidió renunciar a su mando y abandonar el Perú.

Regresó a Chile y luego a Buenos Aires, donde se encontró con un país dividido y en guerra civil. Desilusionado y enfermo, optó por exiliarse en Europa, donde vivió hasta su muerte el 17 de agosto de 1850 en Boulogne-sur-Mer, Francia.

San Martín fue un hombre de extraordinaria capacidad militar, política y humana, que dedicó su vida a la causa de la libertad y la unidad de los pueblos americanos. Su legado sigue siendo una fuente de inspiración y orgullo para todos los argentinos y para quienes valoran la democracia y la justicia.

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