Renuncio a los honores, no a la lucha

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22 Agosto 1951. «Renuncio a los honores, no a la lucha». Evita Eterna.

La segunda mayor movilización de la historia argentina, más de un millón de trabajadores movilizados !!
No se habían cumplido cinco años desde que había asumido Juan Perón la presidencia, aquel 4 de junio de 1946, cuando comenzó a gestarse una inédita movilización popular para imponer el cargo de la vicepresidencia del próximo período, descontando un segundo mandato de Perón.
Los que de inmediato se movilizaron con mayor ímpetu, ya hacia febrero de 1951, fueron los sindicatos. La CGT hizo un planteo oficial a Perón para proclamar la candidatura de Evita a la vicepresidencia de la nación: la fórmula buscada era nada menos que Perón-Perón. El Partido Peronista Femenino (las mujeres votarían por primera vez en la historia del país) y centenares de agrupaciones políticas se sumaron al pedido cegetista.
La respuesta –evasiva, por cierto- fue que era muy temprano para anuncios oficiales, por lo que se llamó a esperar hasta último momento para las proclamaciones. El 22 agosto, recién conocida la fórmula radical competidora, sería el gran día. Centenares de miles de personas se congregaron en el Ministerio de Obras Públicas, frente de un balcón ministerial del cual colgaba un cartel que rezaba: “Juan Domingo Perón-Eva Perón – 1952-1958, la fórmula de la patria”.
Finalmente, Evita salió al balcón y habló ante la multitud, pero lejos de confirmar lo que todos buscaban escuchar, pidió algunos días para decidir una cuestión tan importante. En verdad, los recelos de importantes sectores de la alianza gobernante –entre ellas nada menos que las Fuerzas Armadas y la jerarquia eclesiastica -, coincidían que aquella fórmula no era la mejor opción para gobernar por aquellos años. A pesar de horas de vigilia, los cientos de miles de movilizados no volvieron a escuchar a Evita aquel día, ni la semana siguiente.
Recién nueve días más tarde, el 31 de agosto de 1951, por cadena nacional de radiodifusión, Evita anunció su “irrevocable decisión”: renunciaba al honor que los trabajadores y el pueblo de su patria quisieron conferirle. Quien reemplazó su candidatura, por decisión de Perón, fue el radical Hortensio Quijano.

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