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El voto femenino en Argentina marcó un hito histórico en la lucha por la igualdad de derechos y la participación política de las mujeres en el país. Fue un proceso largo y arduo que finalmente culminó con el reconocimiento del derecho al voto para las mujeres.

La lucha por el sufragio femenino comenzó a finales del siglo XIX, cuando un grupo de mujeres activistas y feministas se organizó para reclamar sus derechos políticos. Sin embargo, sus demandas fueron ignoradas y ridiculizadas en su mayoría, ya que prevalecía la visión patriarcal de que las mujeres no estaban capacitadas para participar en asuntos políticos y públicos.

Recién en 1919, Elvira Dellepiane de Rawson presentó por primera vez un proyecto de ley para otorgar el voto femenino, pero fue rechazado. A partir de ese momento, la lucha se intensificó y se llevaron a cabo diversas campañas y movilizaciones en pro del sufragio femenino.

Pero no fue sino hasta la llegada del peronismo al poder y a la incansable lucha de Eva Perón que esta lucha fue cristalizándose como algo tangible y que podía llegar a concretarse

Finalmente, el 23 de septiembre de 1947, el presidente Juan Domingo Perón promulgó la Ley 13.010, que establecía el voto femenino en Argentina. De esta manera, las mujeres adquirieron el derecho a sufragar y ser elegidas en elecciones nacionales y provinciales.

La aprobación de esta ley significó un avance significativo para las mujeres argentinas y se convirtió en un modelo a seguir para otros países de América Latina. A partir de entonces, las mujeres comenzaron a ocupar cargos políticos y a influir activamente en la toma de decisiones del país.

El voto femenino no solo fue un logro para las mujeres, sino también para la democracia en general. La participación de la mitad de la población que antes estaba excluida en la toma de decisiones políticas fortaleció la representatividad y diversidad del sistema político argentino.

A pesar de este importante avance, las mujeres continuaron enfrentando desafíos en su lucha por la igualdad de género en diferentes ámbitos, como la participación en cargos ejecutivos y la eliminación de la discriminación de género en el ámbito laboral y social.